lunes, 26 de marzo de 2012

..y en la tarde de ayer no salieron zorros

Ilustración de una hembra de cernícalo vulgar, realizada en acrílico sobre cartón. Pep Cantó, 2010.

Tarde de domingo que coincide con el cambio de hora de verano. Este hecho alarga el día y permite aprovechar al máximo las salidas de campo. Me acerco al Barranc de la Sarga, sitio mágico desde hace tiempo, lleno de recuerdos en sus paredes y el entorno, no por ello las pinturas rupestres que albergan los abrigos fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1998.

La sierra empieza a ser un bullicio de aves que emiten sus cantos territoriales. A destacar una pareja de cernícalos vulgares (Falco tinnunculus) que realizaban sus vuelos nupciales cerca del nido, el mismo nido desde hace casi 20 años.


Resonabam en el eco del barranco los potentes cantos del gorrión chillón (Petronia petronia), el chochín (Troglodytes trglodytes) o el pito ral (Picus viridis). Se oía el insistente y monótono reclamo del carbonero común (Parus major) y el carbonero garrapinos (Periparus ater) y los melodiosos cantos del petirrojo europeo (Erithacus rubecula) y el mirlo común (Turdus merula).

Permanezco en el borde de las paredes, entre sabinas y carrascas, a la espera de ocasional ulular del búho real (Bubo bubo), hecho que no se produjo. Aprovecho para admirar y fotografiar el ocaso. 

... Y en la tarde ayer no salieron zorros.

Barranc de La Sarga. (C) Pep Cantó,  2012

Puesta de sol desde el Barranc de La Sarga. (C) Pep Cantó,  2012 

Mientras escribo esta entrada escucho una estupenda canción, "El encuentro" de Loquillo descubierta por casualidad hace unos días. Un poema musicado de Luís Alberto de Cuenca. Una preciosa adaptación musical y un potente final.


jueves, 22 de marzo de 2012

El amor está en el aire...

Cuatro días de puente ofrecían la posibilidad de salir al campo a disfrutar de la incipiente primavera que, entre arbustos, brotes de hierba y las primeras flores, se manifiesta por doquier.

Aprovecho la tarde para pasarla en la Albufera de Gaianes, una pequeña laguna situada en el norte de las comarcas de Alicante. Una verdadera joya para un ornitólogo. La primera impresión es una explosión de vida. Enjambres de golondrinas comunes (Hirundo rustica), aviones comunes (Delichum urbicum) y aviones zapadores (Riparia riparia), alimentándose de insectos voladores a ras de agua. 

El celo ya ha comenzado y las hormonas desatadas desencadenan los comportamientos territoriales y el énfasis por atraer a individuos del otro sexo. Abundantes las fochas comunes, cuyos machos ya manifestaban su comportamiento territorial realizando continuas persecuciones cuando otro macho entraba dentro de su territorio. Entre la vegetación de carrizo y enea se oye el reclamo de cinco zampullines chicos, tres calamones y el constante piar de un pollo de somormujo lavanco persiguiendo a un progenitor y solicitándole su alimentación. 

Un revuelo de urracas delata la presencia y el vuelo rasante de un macho de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus). Ni unos instantes de descanso tuvo la rapaz, ya que posada después de deshacerse de los córvidos, fue acosada groseramente por un calamón, hecho que la obligó a alzar el vuelo y a dirigirse al cercano embalse de Beniarrés.

Permanezco allí hasta la puesta de sol, que cubre de suaves tonalidades anaranjadas todo el paisaje. Tras el ocaso, centenares de estorninos acuden al dormidero que se forma en medio de la laguna. Entre los silbidos y  trinos de los estorninos, se oye el canto de un sapo corredor (Bufo calamita) en las cercanías del agua y los reclamos de los mochuelos (Athene noctua) que emergen de los campos de olivos que rodean la lámina de agua.

Y en el recuerdo, aquella tarde de septiembre. 

Macho de tarabilla común  (Saxicola torquatus) emitiendo su canto territorial desde la punta de una rama de olivo. (C) Pep Cantó, 2012 

Persecuciones entre fochas comunes (Fulica atra). (C) Pep Cantó, 2012 

Adulto de somormujo lavanco (Podiceps cristatus) izqda. seguido de un pollo (drcha.) que aún conserva su librea juvenil. Temprana reproducción de esta especie en la Albufera de Gaianes. (C) Pep Cantó, 2012 

Focha común (Fulica atra) a la izquierda con comportamiento territorial, acosando incluso a un ejemplar de zampullín chico (Tachybaptus ruficollis) a la derecha. (C) Pep Cantó, 2012 

Calamón ( Porphyrio porphyrio) entre la vegetación. (C) Pep Cantó, 2012

Dos ejemplares de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) en vuelo. (C) Pep Cantó, 2012

Panorámica al atardecer de la Albufera de Gaianes con la sierra del Benicadell al fondo. 
(C) Pep Cantó, 2012 

Puesta de sol en la Albufera de Gaianes. (C) Pep Cantó, 2012 

domingo, 4 de marzo de 2012

La Luna me sabe a poco

Porque la música son sentimientos y paralelamente, en ocasiones, recuerdos.

Hoy me da dado por una canción de Marea, La Luna me sabe a poco



Decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo,
que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos
pa llenar de porvenir los bolsillos del mandil
y colgar un recuerdo de cada azulejo,

Y es que ná le da más asco que aguantar como un peñasco
a que pase el invierno,
que le diga que ya nos veremos,
que ha vivido en un silbido
orgullosa de haber sido una yegua sin freno,
desgastada de andar por el suelo,

Le dije que a la noche por los poros me salían mares,
soñando que me hablaba y me agarraba a sus cuerdas vocales,
que no hay quien pueda dormir escuchando mi latir,
que parece que está masticando cristales,

Tengo un gato en las entrañas, un tembleque en las pestañas
y muy poco tiempo,
si me dice que ya nos veremos,
voy rompiendo las persianas pa dejar por mi ventana
el camino abierto,
si se cansa de andar por el suelo,

Pondremos el mantel, tu quédate a mi lado,
a comernos al amanecer lo que quieran las manos,
y de postre un sol maldito que termine de volverme loco,
que ya sabes que la luna a mí siempre me sabe a poco.