martes, 13 de diciembre de 2016

Esperaré siempre tu regreso: historias de la juventud perdida

Supongo que todo aquel que me conoce un poco, sabe de mi fascinación por la Segunda Guerra mundial, hecho histórico atroz en toda su dimensión y al que hay que conocer y recordar para tener presente continuamente y no volver a caer en las mismas miserias y barbaridades. Aunque parece ser, y a la vista está diariamente en todos los medios de comunicación y redes sociales que, a día de hoy, el ser humano es capaz de volver a repetir las mismas atrocidades.


También sabrá quién me conoce que en mi vida está el arte en todas sus modalidades. Actualmente, aún leo cómics, aún leo “tebeos” y desde hace un par de años esperaba con ansia la publicación de la historia gráfica a la cual me voy a remitir.

Sabía de ella porque su autor, JordiPeidro, en conversaciones o contactos que de tanto en tanto tenemos, me había hablado de este proyecto. Gracias a las redes sociales, me enteré de su inminente publicación hace un par de semanas al tiempo que recibía la invitación personal. Complicaciones familiares de cierta gravedad me impidieron ir a la presentación que se realizó aquí en Alcoi.

Ha costado conseguir un ejemplar, pero desde esta tarde ya lo tengo en mis manos. Primero que todo, abrir el libro y oler la tinta sobre el papel; después el tacto, apreciar la calidad del papel utilizado y dar un vistazo rápido por encima para visualizar en rasgos generales el color, la línea y el trazo utilizado.

No he podido evitar leer páginas y páginas y así me he enganchado. No es un cómic. No es un tebeo. No es una publicación para reír y divertirse. Es la descripción, cruda y cruel, tremenda en toda su magnitud, del sufrimiento humano y de la degeneración como persona que se puede llegar a sufrir cuando el odio y la barbarie se apoderan y anulan la capacidad de raciocinio del ser humano.

En esta historia gráfica, se intuye la opresión de los torturadores con la sola reiteración de los gritos, una línea intensa, dura, negra, define y dibuja el padecimiento o la crueldad y la maldad en cada una de las figuras.


Una utilización del color que ya de por sí describe los diferentes elementos, los ambientes, el sufrimiento, la palidez de la piel o la misma muerte.

He visto muchas películas, sobre todo de las realizadas en los últimos años sobre este periodo histórico. Ni los primeros 20 minutos de “Salvar al Soldado Ryan” con toda su barbarie pueden trasmitir tanto como lo han hecho viñetas como el pánico ante la muerte de la inyección directa de gasolina en el corazón o el sufrimiento desmedido de la muerte por eventración a bayonetazos de un prisionero judío. Y tal vez porque sea la propia viñeta la que a uno le hace imaginar el dolor y el horror más que la cómoda visualización en una pantalla de una escena similar.



Y es que “Esperaré siempre tu regreso” no es una historia cualquiera, no es una película de Hollywood ni una producción de Spielberg. Es la vida real, el periplo de Paco Aura, un alcoyano que tras luchar en la Guerra Civil, pasó a Francia a luchar contra la opresión nazi y donde fue hecho prisionero y deportado al campo de concentración de Mauthausen. Y sobre su sufrimiento sin fin en aquel horrible lugar y sobre su entereza frente a la adversidad se basa toda la historia. Y es que cuesta llegar a comprender, que lo que cuenta en primera persona el protagonista, no es una historia inventada, no es un libro leído o una película vista. Es su propia vivencia. Una persona que nos está diciendo que él fue testigo presencial de las salvajadas más abominables que el ser humano puede cometer contra otros seres humanos.


Perfectamente hilada y magistralmente dibujada y coloreada por Jordi Peidro. Una verdadera obra gráfica coral por la utilización de diversas técnicas para que según motivo que contar.


Mi más profunda admiración por la persona de Paco Aura, casi centenario, por su tesón y integridad y mis felicitaciones y enhorabuena a Jordi por la maestría con la que ha elaborado este proyecto.


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