domingo, 19 de abril de 2015

Día 4 (II). No me toques los huevos. Andanzas por la isla de Tabarca

Día 4 (y II). Eso es lo que deben pensar las gaviotas patiamarillas que se encuentran actualmente en plena incubación por toda la isla de Tabarca. Con el desembarco de turistas, es habitual que muchos de ellos realicen el itinerario perimetral que la recorre. Una gran mayoría se ven sorprendidos cuando, de repente, oyen a escasos metros el zumbido de las alas de una gaviota acompañada con su voz de alerta. Y es que ver repetidamente el acoso de un ave de casi un metro de envergadura, para los no muy puestos en temas de ornitología, puede suponer tener delante la visión de la encarnación del mal. Cierto cineasta u otros eventos más populares pudieran ser tengan la culpa de una imagen distorsionada y negativa de estas aves.
Pero no hay nada más lejos de la realidad. Estas aves están defendiendo a su territorio, a su pareja o a sus huevos o pollos.  Y para defenderlos ante un peligro no dudan en acosar, y en algunos casos atacar, a ese posible peligro o amenaza. El turista pasea y sin percatarse pasa junto a los nidos de las gaviotas, hecho que desencadena la agresión como defensa de la pareja propietaria del nido.
Pero esta reacción es propia de una gran cantidad de especies. Personalmente he sido agredido por una pareja de herrerillos comunes cuando realizaba la revisión de una caja nido donde habían realizado la puesta. Y un herrerillo es un pequeño pajarillo de apenas 10 gramos.
Si nos topamos ante una reacción como esta, sea cual sea la especie que la realice, nos está diciendo que estamos muy, muy cerca de su nido, con sus pollitos o con sus huevos. Es por ello que no les toquemos los huevos y pasemos de largo lo más rápidamente posible.



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