domingo, 8 de julio de 2012

Entre juegos de luces y olor a sal en las Salinas de Santa Pola.

Calurosa y tediosa tarde la que se presentaba hoy en Alcoi. Tal vez, cansado de tanta montaña, hierbas y arbustos resecos, del calor sofocante que parece emanar de la propia vegetación, decido coger carretera y desplazarme a la Salinas de Santa Pola, esperando que allí las temperaturas fueran más suaves y la variedad de aves completamente diferente a lo habitual. En efecto, la cercana presencia del mar, mitigaba el calor haciendo la estancia en la zona muy agradable. Aunque en un principio, la idea era recorrer toda la extensión de las salinas, la luz de la tarde me ha cautivado y me he quedado allí, aprovechando para realizar fotografías de paisaje a placer, jugando con filtros y objetivos. Y omnipresente, junto a los reclamos de cigüeñuelas, gaviotas y charrancitos, ese olor a sal.

Torre de Tamarit en el P.N. de la Salinas de Santa Pola

Floración de Limonium sp.

Limonium sp. a determinar 

Ejemplar adulto de cigüeñuela (Himantopus himantopus)

Ejemplar juvenil de cigüeñuela (Himantopus himantopus)

Ejemplar adulto (izqda.) de gaviota patiamarilla (Larus michahellisy ejemplar juvenil (drcha.) el cual ha estado reclamando alimento al adulto a lo largo de toda la tarde.

 
Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) con anilla de PVC amarilla con el número 144 en el tarso izquierdo y anilla metálica en la tibia derecha. Esta combinación de anilla de color y esos códigos corresponden a aves anilladas en las islas Columbretes (Castelló)

 Nikon D60 con objetivo 50 mm 


Nikon D60 con objetivo 50 mm y filtro degradado Tabaco de la marca Ambico sostenido a pulso.

Nikon D60 con objetivo 50 mm y filtro Naranja de la marca Ambico sostenido a pulso.

Samsung Galaxy SII con filtro Naranja de la marca Ambico sostenido a pulso.

Decía Sheldon Cooper en uno de los capítulos de Big Bang Theory que el sentido que más activa el cerebro a la hora de producir recuerdos e imágenes pasadas es el olfato, más que el oído, la vista o el gusto. Un dulzón olor a sal impregnaba el aire y, en los escasos instantes en los que ningún vehículo pasaba en esos momentos por la carretera nacional que atraviesa el Parque Natural, la sensación era de tranquilidad absoluta. A la puesta del Sol, la brisa se hacía más patente aumentando el sentimiento de bienestar.

El camino de vuelta, sin el calor extremo de la tarde, permitía tener las ventanillas medioabiertas y que el viento entrara por ellas. Carretera, noche y canciones de buen rock.



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