lunes, 29 de diciembre de 2014

El pantano de Beniarrés: entre negros cormoranes y anaranjados atardeceres


                                       

El bajísimo nivel de la Albufera de Gaianes y la ausencia de especies acuáticas no paseriformes en ella, me lleva a pasar la tarde a mi querido pantano de Beniarrés. Este año se cumplen 25 años de seguimiento de la avifauna de esta zona, desde aquel otoño en el que bajé por primera vez ante la presencia de un águila pescadora.


Mucho ha cambiado el entorno y las poblaciones de aves que allí se han podido observar. Desde fallidos planes de urbanización de una de sus laderas hasta estrambóticos intentos de crear zonas de esquí acuático en la zona de aguas abiertas del embalse.


Recuento una gran cantidad de cormoranes grandes que dista mucho de aquellos primeros 4 ejemplares que invernaron en el pantano allá por 1991. su población invernante ha ido aumentando año tras año.


Detalle del grupo de cormoranes grandes que se podían observar a las orillas del embalse. Los ejemplares con el plumaje "blanco" en la zona pectoral y ventral son ejemplares juveniles

Aparece también la gaviota reidora, la cual ya ha sido vista años anteriores en plena época reproductora, con presencia de adultos y ejemplares juveniles. Faltaría confirmar su reproducción.


Foto testimonial de uno de los cuatro ejemplares de gaviota reidora que se pudieron observar en el embalse.

Destacaba la ausencia de anátidas, desde el omnipresente ánade real, del que ha habido inviernos con casi 500 ejemplares censados o pequeños grupos de cercetas, porrones o silbones.

Phalacrocorax carbo, 366 ex
Larus ridibundus, 4 ex
Ardea cinerea, 8 ex

Podiceps cristatus, 68. Espectacular la cantidad de somormujos que se pueden encontrar en la zona en los últimos años.
Anas platyrhynchos, 24
Egretta garzetta, 1 ex
Upupa epops, 1 ex


Y como no, destacar la gran cantidad de pequeños paseriformes que pululan por la zona: lavanderas blancas, bisbitas comunes, aviones roqueros, pardillos, petirrolos, jilgueros y verdecillos, currucas cabecinegras y capirotadas, colirrojos, mirlos y zorzales. 

Y como un recuerdo del verano, una abubilla, especie cada vez más frecuente en los inviernos mediterráneos.  




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