lunes, 4 de junio de 2012

Mi cita con Aitana

Hacía ya tiempo que no sabía nada de ella. Esta tarde, una tarde de domingo rara, me he acordado de ella y he decidido llamarla e ir a visitarla. A la hora acordada, allí estaba, encantadora como siempre. Su perfume era hoy especial, un perfume para cada estación, comenta ella frecuentemente. Su aroma era fresco, de tierra húmeda, dulzón pero sin llegar a ser  molesto, y en el fondo, esa reminiscencia a bosque exótico, a plantas de tierras lejanas. 

Hoy, sus ojos verde-azulados resplandecían de una forma especial, con las tonalidades entremezcladas de la luz mediterránea del incipiente verano y el verde que recordaba al de las hojas nuevas de la primavera. Esta combinación hacía que al mirarla fijamente, la vista se quedara cautivada de ella. 

Como si fuera ayer la última vez que nos vimos, la conversación fluía de forma natural. Sabedora de mi fascinación por ella, me contaba todos sus últimas novedades, las cuales guardaba en mi memoria como quien anota de forma obsesiva mil detalles en un cuaderno de campo. Y yo me dejaba fascinar. 

Las horas pasaban rápidamente, y la luz anaranjada del final de la tarde daba paso a infinidad de azules y añiles. Ya anocheciendo, aun así, parecía que nunca se le acababan los detalles sobre su vida y su voz, después de todo, se volvía más atractiva y susurrante. 

Ha sido una lenta despedida, como no queriendo que el final llegara, pero así ha sido. Afortunadamente, ella está pendiente de próximos cambios en su vida, de los que me quería hacer partícipe, y me ha emplazado a vernos en breve, a lo que yo he asentido de forma contenida, esperando que es momento llegue cuanto antes.
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Una tarde de final de primavera en la sierra Aitana, constituye una verdadera y grata experiencia, por las características propias de la sierra y por las singulares especies de flora y fauna que alberga en su seno.

Pese a que la sierra continua ofreciendo su espectacular riqueza biológica, parece ser que las medidas para su protección y conservación nunca parecen llegar de forma plena.

Armeria alliacea subsp. alliacea. (C) Pep Cantó, 2012

Torvisco moruno (Daphne oleoides) (C) Pep Cantó, 2012

Digitalis obscura (C) Pep Cantó, 2012

Floración de la madreselva (Lonicera etrusca) (C) Pep Cantó, 2012

Flores de salvia de Mariola (Salvia blancoana subsp. mariolensis) (C) Pep Cantó, 2012

Sedum acre (C) Pep Cantó, 2012

Zamarrilla amarilla, herba cuquera (Teucrium ronnigeri). (C) Pep Cantó, 2012

Macho de Plebejus argus (C) Pep Cantó, 2012

La Font de Forata (C) Pep Cantó, 2012

Panorámica de las cumbres de la sierra Aitana, con el Pas de la Rabosa a la derecha. (C) Pep Cantó, 2012

La corona de rey (Saxifraga longifolia) encuentra en las paredes de la Aitana, su único punto de distribución en todo el territorio valenciano. (C) Pep Cantó, 2012

El piorno de crucecilla o eriçó (Vella spinosa) es un endemismo del S. de la Península Ibérica. En todo el territorio valenciano, es la sierra Aitana , en sus zonas más altas donde encuentra su distribución.  (C) Pep Cantó, 2012

Zygaena sp. (C) Pep Cantó, 2012

Atradecer desde la sierra Aitana. (C) Pep Cantó, 2012

"Dancing in the dark". Una de las mejores canciones de Springsteen en una de sus mejores versiones. Era octubre de 2002, en el Palau Sant Jordi, allí estaba yo en medio de todo el gentío.



1 comentario:

  1. La verdad, tengo también pendiente una cita con esa chica medio de la costa, medio del interior... Ya hace años desde la última vez.
    Ah! y también estuve entre el gentío del Palau Sant Jordi, aplaudiendo cuando el boss no recordaba la letra de "Spirits in the night".

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